Es necesario que contextualicemos un poco los motivos de la llegada de estos cuatro españoles a tierras africanas. Como panorama general en 1994, está la guerra civil entre las tribus "hutus" y "tutsis", la que genera miles de refugiados, los cuales son desarraigados de sus hogares y deben vagar por extensos territorios buscando cobijo y algo de seguridad, dentro del constante miedo al sometimiento o la muerte.
Así, durante agosto de 1994, la Asamblea y el Consejo Distrital de los Hermanos de Ruanda toman la decisión de estar presentes con todos los ruandeses. Dentro del país se abren de nuevo tres comunidades que centran su misión en escuelas. Al exterior y al servicio de los refugiados, seis Hermanos inician la nueva comunidad. Ante las dificultades que van surgiendo para los refugiados y para los Hermanos ruandeses, se refuerza la comunidad con Hermanos no africanos; pero como los peligros persisten ?a mediados de 1995?, se opta por retirar todos los Hermanos ruandeses de la Comunidad de Bugobe y solicitan al Hno. Superior General ser reemplazados por otros Hermanos Maristas voluntarios.
El requerimiento tuvo pronta respuesta. Para colaborar en este panorama de extrema pobreza, incertidumbre y peligro, llega en junio de 1995, el Hno. Servando Mayor García (43 años), quien se desempeña como superior de la comunidad del campo de refugiados de Bugobe, supervisa las obras educativas, daba clases en secundaria y también, se encargaba de los servicios asistenciales. En agosto, proveniente de Costa de Marfil ?donde fue superior del Sector?, se integra a la comunidad del campo de refugiados el Hno. Miguel Ángel Isla Lucio (52 años). El 1 de marzo de 1996, llega el Hno. Fernando de la Fuente (52 años), apodado "el chileno", pues estuvo desde 1962 hasta 1995 en la Provincia Marista de Chile. En el campo de refugiados, se encarga de distribuir alimentos y ropa entre los más necesitados, enseña algunas materias (especialmente arte), junto con ayudar en la organización de juegos y deportes. Finalmente, el 12 de junio de 1996, el Hno. Julio Rodríguez Jorge (39 años), es el último en llegar a la comunidad; sin embargo, es el con más experiencia, ya que llevaba 14 años de misión en Zaire. Así, la comunidad a mediados de 1996, contaba con los cuatro Hermanos Maristas, dos sacerdotes y los dos laicos ruandeses.
La vida y obra de estos Hermanos Maristas españoles, que se insertan en la comunidad de refugiados, se transforma en un atisbo de esperanza para estos seres humanos que son asediados por los males de la injusticia, la desigualdad y la violencia: "Cuando nos ven es como si vieran a Dios", le decía Julio a su madre. Sin embargo, el conflicto va alcanzando cada vez mayores proporciones y llega al campo de refugiados a inicios de octubre: "Todos los días nuestra presencia pende de un hilo de tela de araña, ya que la incertidumbre de lo que pasará después es la amenaza que cuelga diariamente" (Carta del Hno. Fernando, enviada al Hno. Claudiano el 2 de octubre de 1996).
Luego de unos meses de servicio en todos los ámbitos posibles y en condiciones casi inhumanas, el panorama se complica aún más y se les pide a los Hermanos que se vayan del campo de refugiados: "Ante mi insistente invitación a retirarse del lugar, su respuesta era la misma: No podemos abandonar a quienes ya están abandonados de todos. Si tú estuvieras aquí harías lo mismo que nosotros. Nuestra decisión es quedarnos si tú nos dejas" (Hno. Benito Arbués, Superior General, octubre 1996).
Posteriormente, a las 9:30 hrs. de la mañana del día 31 de octubre, el Hno. Servando telefonea a la Casa General del Instituto en Roma y da este mensaje: "Se han marchado del campo de Nyamirangwe todas las personas. Estamos solos. Esperamos un ataque de un momento a otro. Si esta tarde no volvemos a telefonear será una mala señal. Lo más probable es que nos quiten la radio y el teléfono. La zona está muy agitada. Los refugiados huyen sin saber a dónde y es muy notaria la presencia de infiltrados y de personas violentas". Ese mismo día, sobre las 20 horas, son asesinados a balazos los cuatro Hermanos Maristas misioneros en África. Luego de arduas labores, sus cadáveres fueron sacados de una fosa séptica y enterrados en la casa del Noviciado de Nyangezi.
Finalizamos el resumen de la entrega total al Carisma Marista de estos cuatro Hermanos, con una reflexión contemporánea del Hno. Benito Arbués, Superior General del Instituto (1993-2001): "Los pretextos para asesinarlos pueden ser varios. Sólo tengo una razón segura: han muerto porque a pesar de los riesgos que corrían deciden quedarse junto a miles de personas que iban y venían errantes, víctimas del pánico y de la presión de quienes quieren hacer de ellos escudos humanos en los combates o en la resistencia. [.] tengo la impresión de que los cuatro Hermanos han sobrepasado los límites canónicos del Instituto marista y definitivamente son patrimonio de la Iglesia, de la vida consagrada y de muchas personas de buena voluntad que se han encontrado con Dios por la noticia de estas muertes violentas. [.] sus vidas tienen una nueva dimensión y sus mensajes hablan de Jesús resucitado con más fuerza que nunca".
Para quienes estén interesados en recabar más información de este acontecimiento, les recomendamos revisar:
? Webinar Mártires de Zaire. Entrega total al Carisma Marista: https://www.youtube.com/watch?v=KPaEmWA1udI%t=855s
? Exposición virtual Un "chileno" Marista en África:
https://www.artsteps.com/view/610c9dfd533304b1eb2826e4