Esa memorable fecha nos hacía recordar el proceso que Marcelino siguió para ser proclamado santo, aprender de las diferentes etapas y volver a leer testimonios de quienes lo conocieron y sobre quienes fue obrando. Esto me hizo pensar sobre qué responderíamos hoy si alguien nos preguntase, nuevamente, para una causa de canonización ¿Quién es Marcelino para nuestra vida? ¿Qué nos dice su testimonio, carisma y misión? Cuando paso por los colegios Maristas en Perú siempre me formulan esa pregunta, y hoy, quisiéramos darle respuesta desde la vivencia de los Hermanos Maristas que seguimos construyendo su sueño en el país, en las cinco comunidades donde estamos presentes.
"Marcelino para mí es la persona que nos ha mostrado con su vida atrayente, iluminadora y creativa que vale la pena ser marista. Una persona sencilla, valiente y audaz, abierta a los demás, con un gran amor a Dios y a María que hizo que su vida fuese una donación total para ayudar al necesitado de educación y para formar una familia con el nombre de María que se ha extendido por el mundo". Hno. José Luis Marcos, comunidad de Miraflores.
"La vida de Marcelino ha sido el libro "cabecera" de mi proyecto "Hermano Marista". Marcelino es el espejo en el que trato de verme reflejado en lo cotidiano: su ser modelo de maestro; su acogida simple a los niños; su amor por lo sencillo; su persistencia de servir a los más necesitados y su devoción a Jesús y a María en la sencillez de un servidor en familia". Hno. Bernardino Pascual, comunidad de Sullana.
"Marcelino, es un hombre genial, es inspiración, es modelo, es desafío, es alguien fuera de lo común y hombre de la cotidianidad, es alguien que hizo de lo pequeño, de lo sencillo; lo fundamental para la vida marista. Es un hombre apasionado, de carácter, pero dócil a la vez, con convicciones claras, pero siempre aferrado a Dios. Marcelino para mí, es instrumento y música de Dios, anhelo que muchos maristas, entre ellos yo, deseamos". Hno. Marlon Poicón, comunidad Sagrada Familia (Surquillo).
"Aparte de ser mi padre fundador que ya por eso ocupa un lugar muy importante en la vida del Hno., yo creo que Marcelino, o, mejor dicho, siento que Marcelino es el corazón que hace que todavía en estos momentos sigamos sintiendo la necesidad que él en su momento vio: estar atentos, muy atentos a nuestros jóvenes, a nuestros niños, para poder llegar a ellos, poder educarlos, poder transmitir no solo conocimientos; sino lo más importante, el saber amar y el compartir? Para mí el Padre Champagnat hoy en día, no está muerto, él sigue vivo en quienes seguimos sus pasos". Hno. Baltazar Muro, comunidad de Sta. Eulalia.
"Como hermano marista que soy, Marcelino es una pieza clave y fundamental.? De mí surge, en primer lugar, un profundo agradecimiento a Dios, que suscitó a Marcelino, y también a Marcelino, por su activa y fecunda fidelidad a la vocación de fundador que Dios le dio. Sentado esto, diré, además, que pienso y siento que Marcelino respondió al llamado de Dios con "mucha altura", es decir, muy cercano a los planes que Dios tenía para él, incluso en los detalles, arrostrando, con mucha valentía, decisión y convicción, contratiempos y obstáculos de toda índole que, personas y circunstancias, le presentaron a lo largo de toda su vida. Marcelino fue un "prohombre", un "héroe", pero llevado sin boato y aparato externo, sino con mucha humildad, sencillez y modestia". Hno. Jesús Marcos, comunidad de Pto. Maldonado.
Para todos nosotros, como percibimos en los testimonios de los Hermanos, Marcelino es más que el fundador, es el Padre de Hermanos que inspira nuestras vidas y nos mueve a procurar hacer realidad su sueño original desde los contextos donde nos encontramos. Asimismo, la cercanía de su testimonio de vida nos hace sentirlo como un miembro de nuestra familia, quizá por eso nos es tan natural referirnos a él, simplemente, como Marcelino o Champagnat, sin más añadidos porque su sencillez nos inspira a dirigirnos desde la horizontalidad de nuestra opción de vida y misión: "Ser hermano y promover la fraternidad".
Ya han pasado más de 200 años desde que inicio esta historia y el corazón de Champagnat continúa latiendo en nosotros y de cuantos somos parte de esta familia reunida alrededor de la mesa, de un sueño, de una inspiración del Espíritu. Cada día, en todo el mundo, cuando compartimos el pan de nuestras vidas alrededor de esta mesa nos ayudamos a realizar el sueño de Dios sobre nosotros. Pero también, al levantarnos nos comprometemos a ser testigos del amor de Dios a todos; nos convertimos en esas manos y rostros de la tierna misericordia del Padre entre los otros. La misión de Champagnat no nos es indiferente, cada día se va actualizando y nos mueve, como María, a salir de prisa al encuentro de aquellos que necesitan de nuestra presencia y cercanía.
Y ¿Cómo los Hermanos Maristas siguen haciendo realidad ese sueño, hoy? Somos conscientes que los contextos han cambiado, el Perú de hoy no es el mismo que el de 1909 cuando llegamos. Sin embargo, ahí está lo bonito de seguir los pasos de Champagnat, él fue un hombre atento a los signos de los tiempos, capaz de mirar más allá y abierto a las inspiraciones del Espíritu Santo, quien le ayudó a responder con audacia y creatividad a la situación que vivían los niños y jóvenes de su tiempo. Nosotros, también, nos sentimos desafiados, pero continuamos creyendo que ¡Vale la pena ser Marista hoy! Y seguimos afirmando que la misión de Champagnat continúa siendo actual.
A lo largo de estos años, como Hermanos Maristas hemos comprendido la importancia de nuestro testimonio de vida comunitaria, y, como la fraternidad puede ser un signo profético en nuestro tiempo cuando "nos hemos empachado de conexiones y hemos perdido el sabor de la fraternidad" (FT. 33). "Con nuestra fraternidad, mostramos al mundo que es posible vivir un nuevo parentesco enraizado en el amor a Cristo" (Regla de vida, 70).
"Como Hermano Marista hago realidad el sueño de Champagnat viviendo mi vida marista en comunidad, mediante un espíritu de familia fraterno, sencillo y al estilo de María, reforzado por una vida de oración". Hno. José Luis Marcos.
"En la vivencia comunitaria... trato de animar y preocuparme por mis hermanos. También en aquello de lo que soy responsable, motivando para que el proyecto de Champagnat sea sostenible en el tiempo". Hno. Alfonso García.
"El sueño de Champagnat lo sigo construyendo en unión con mis hermanos, aun cuando somos pocos y un poco tímidos para estar entre los niños y jóvenes de hoy". Hno. Marlon Poicón.
"Me llena de alegría y tranquilidad que el camino de construcción, no lo transito solo, están mis hermanos y los numerosos laicos/as maristas, juntos y en comunión hacemos hoy realidad el sueño de Marcelino". Hno. Óscar Montenegro
Asimismo, hemos ido cultivando nuestra disponibilidad como Marcelino, quien siempre tenía el corazón abierto para dejarse conducir por el Señor. Hemos entendido que construir y ser parte de este sueño implica desplazarse, estar atento a las necesidades e ir con alegría donde nos necesiten. "Como María, caminar con brillo en los ojos y barro en los pies" (RV, 81).
"Sobre el sueño del Padre Champagnat, también se expresa en la disponibilidad que debe tener un Hermano para poder moverse de un lugar a otro o hacer aquello que el superior crea conveniente. Sin embargo, yo no quiero quedarme solo en esa expresión, que es importante, eh? la disponibilidad; para mí, lo importante es estar hoy en día, más que nunca, muy pendientes de esa cercanía con nuestros jóvenes, con nuestros niños y niñas, aprendiendo de sus errores para hacer que esos errores podamos nosotros convertirlos en caminos de vida, en caminos de bien". Hno. Baltazar Muro.
"Tratando de ser -subrayo el "tratando"- otro Champagnat allí donde la obediencia -conversada, aceptada, asumida- me ha colocado? En definitiva, me siento impulsado a ponerme más a disposición del "gran jefe" Jesucristo, en la implantación de su Reino -en mí, en los demás, en la creación-, al estilo de Marcelino Champagnat, que tuvo a María por modelo y primera superiora". Hno. Jesús Marcos.
Como Hermanos Maristas, sabemos que no es fácil construir el sueño de Marcelino, pero con alegría y entusiasmo seguimos haciéndolo realidad: "Dar a conocer a Jesús y hacerlo amar". Parece una expresión sencilla, pero implica una opción, un testimonio y gastar la vida en la entrega. "Construir un sueño es un desafío, el primero, no perder el norte y la intuición original. Todo sueño se hace realidad con pequeños y grandes pasos, y aquí creo que está la respuesta. Pasos de confianza en Dios, de una vida centrada en Jesús, de una fraternidad auténtica, de una misión que sale a la búsqueda de los niños y jóvenes, de una confianza en la Madre" (Hno. Óscar Montenegro).
Para terminar, no nos cansemos "de hacer el bien a todos los maestros y niños, especialmente los menos favorecidos. Aprendiendo y conviviendo con los más necesitados" (Hno. Bernardino Pascual). Como dice la letra de una canción muy querida: "No podemos renunciar a lo que otros nos dejaron. Marcelino vive hoy a través de nuestros brazos. Debemos continuar lo que ellos comenzaron"; atrévete junto a nosotros a ser Champagnat, hoy; y construyamos "hogares de luz donde cuidamos la vida de cada uno de los que los habitan". ¿Te atreves a ser parte de este sueño?
Hno. Guillermo Rivera, fms.